La pregunta es: ¿Alguna vez te has parado a pensar cómo afrontas el estrés?
El estrés es uno de los mayores problemas para los trabajadores a nivel global, así que gestionar las preocupaciones es una tarea que casi todos nosotros tenemos que hacer con cierta regularidad.
Entonces, ¿Cómo nos las arreglamos con el estrés?
Un enfoque a tener en cuenta es el de nuestra autoestima, nuestra percepción determinará si la situación a la que queremos hacer frente es una amenaza o es un reto para nosotros. Los pensamientos evitativos que tiene parejos la amenaza son menos efectivos que los del reto para afrontar el estrés, es más, pueden llegar a aumentarlo.
Comparto algunos de los puntos de vista que a mí me han funcionado:
– Menos pensar y más hacer: Pre-ocupación, es lo que sientes antes de ocuparte. Dividir la tarea en trozos más asequibles y empezar a actuar, aunque no veas claro el final, las cosas pueden cambiar por el camino.
– Mostrar la vulnerabilidad: Permitirme decir no sé y preguntar a otras personas que me puedan dar su punto de vista.
– Qué es lo peor que puede pasar: Ponerme en la peor situación posible, aceptarla y empezar a hacer cosas para mejorarla. Muchas de las cosas que nos preocupan nunca ocurren.
– Para qué estoy haciendo esto: Preguntarme qué hay detrás de lo que hago, cual es mi propósito, qué valor tiene mi trabajo.
– Cuándo fue la última vez que te divertiste: Darme momentos de ocio o ejercicio para hacer actividades que no tengan que ver con el trabajo para despejar la cabeza.
Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios enfoques y a algunos les funcionarán más unos que otros. ¿Cuál te funciona a ti?